Por culpa del juez de línea
Sucre. Blooming pudo ganar a Universitario en el Patria, pero el error del asistente César Nisthauz, que anuló un gol legítimo a Melgar, impidió que el equipo se trajera los tres puntos en juego
Sucre. Blooming pudo ganar a Universitario en el Patria, pero el error del asistente César Nisthauz, que anuló un gol legítimo a Melgar, impidió que el equipo se trajera los tres puntos en juego
Una vez
más un error arbitral frustra los deseos de triunfo de Blooming. Esta
vez la culpa fue de un juez de línea Céar Nisthauz, que anuló un gol
legítimo a Víctor Hugo Melgar por un supuesto fuera de juego de Hugo
Bargas, que estaba habilitado. De esta manera, la academia cruceña se
tiene que conformar con un empate (0-0) frente a Universitario, en la
capital del país.
Si bien este tanto pudo haber significado la apertura del marcador, los dirigidos por Néstor Clausen tuvieron más de cinco situaciones claras de gol en el segundo tiempo que no supieron concretar y a la hora del análisis final pesan, ya que los tres puntos en juego pudieron ser el envión anímico que busca el equipo para salir de la incómoda situación en la que se encuentra, pues sigue en el noveno lugar de la tabla de 12 equipos.
El primer tiempo fue aburrido, ya que ninguno de los dos equipos proponía un juego ofensivo o por lo menos ideas claras en la cancha. Los locales no tenían los argumentos suficientes como para inquietar a Galarza, mientras que los visitantes se conformaban con eso. Los jugadores capitalinos sintieron la ausencia de su capitán Luis Liendo, pues si bien tuvieron la pelota por más tiempo, su juego fue improductivo.
Sin embargo, los de la academia parecieron estudiar al adversario, no malgastaron sus fuerzas y aguantaron muy bien en la contención, lo que hizo que la primera etapa fuera para el olvido.
El partido era tan malo al comienzo, que recién a los 32 minutos se generó la primera situación de peligro para los locales y fue por medio de Ríos. Luego, Escalante falló una gran oportunidad de gol, al cabecear solo dentro del área chica. A los 38 Blooming reaccionó e intentó algo con Bargas, pero sin mucha fuerza.
Hasta ahí el negocio era para la academia, que aguantaba e iba asegurando un buen resultado.
Durante los primeros 45 minutos, ambos técnicos se dieron cuenta de que podían más y fue ahí que Javier Vega, DT de Universitario, mandó a la cancha al argentino Caputo, que le cambió la cara al juego de su equipo.
Clausen habló con sus jugadores y los animó a ir para arriba. Así, el juego se hizo más emocionante para los dos bandos.
Loaiza comenzó a ser el ‘10’ que la academia necesita, manejó los hilos en la mitad y metió pelotazos a Bargas, que fue un dolor de cabeza para la defensa capitalina, que no pudo pararlo en toda la segunda parte.
Las jugadas de peligro aparecieron en un arco y otro, pero a los 55’ surgió la jugada polémica. Bargas hizo una ‘pared’ con Loaiza y este lo habilitó bien; el delantero argentino ingresó en el área y centró para Boyero, que dejó pasar la pelota para que llegue a los pies de Melgar, que sin marca anotó el gol. Los festejos y gritos de euforia fueron apagados por el juez de línea César Nistahuz, que había cobrado fuera de juego y que el árbitro Peter Guerrero se encargó de hacer respetar, anulando el tanto. La jugada hizo recuerdo a lo que pasó ante Bolívar cuando le cobraron un penal que no era.
De ahí en más el partido creció en emociones, pues a los 79’ Sandóval no se animó a definir en un mano a mano con Elduayén y prefirió hacer una jugada de más, que fue controlada por Barra. A los 83’ Manzano luchó y ganó una pelota dentro del área y desde el suelo sacó un remate que espectacularmente fue atajado por Galarza. En el último respiro del partido, a los 94’, Boyero cabeceó un centro de Bargas y Elduayen atajó.
Si bien este tanto pudo haber significado la apertura del marcador, los dirigidos por Néstor Clausen tuvieron más de cinco situaciones claras de gol en el segundo tiempo que no supieron concretar y a la hora del análisis final pesan, ya que los tres puntos en juego pudieron ser el envión anímico que busca el equipo para salir de la incómoda situación en la que se encuentra, pues sigue en el noveno lugar de la tabla de 12 equipos.
El primer tiempo fue aburrido, ya que ninguno de los dos equipos proponía un juego ofensivo o por lo menos ideas claras en la cancha. Los locales no tenían los argumentos suficientes como para inquietar a Galarza, mientras que los visitantes se conformaban con eso. Los jugadores capitalinos sintieron la ausencia de su capitán Luis Liendo, pues si bien tuvieron la pelota por más tiempo, su juego fue improductivo.
Sin embargo, los de la academia parecieron estudiar al adversario, no malgastaron sus fuerzas y aguantaron muy bien en la contención, lo que hizo que la primera etapa fuera para el olvido.
El partido era tan malo al comienzo, que recién a los 32 minutos se generó la primera situación de peligro para los locales y fue por medio de Ríos. Luego, Escalante falló una gran oportunidad de gol, al cabecear solo dentro del área chica. A los 38 Blooming reaccionó e intentó algo con Bargas, pero sin mucha fuerza.
Hasta ahí el negocio era para la academia, que aguantaba e iba asegurando un buen resultado.
Durante los primeros 45 minutos, ambos técnicos se dieron cuenta de que podían más y fue ahí que Javier Vega, DT de Universitario, mandó a la cancha al argentino Caputo, que le cambió la cara al juego de su equipo.
Clausen habló con sus jugadores y los animó a ir para arriba. Así, el juego se hizo más emocionante para los dos bandos.
Loaiza comenzó a ser el ‘10’ que la academia necesita, manejó los hilos en la mitad y metió pelotazos a Bargas, que fue un dolor de cabeza para la defensa capitalina, que no pudo pararlo en toda la segunda parte.
Las jugadas de peligro aparecieron en un arco y otro, pero a los 55’ surgió la jugada polémica. Bargas hizo una ‘pared’ con Loaiza y este lo habilitó bien; el delantero argentino ingresó en el área y centró para Boyero, que dejó pasar la pelota para que llegue a los pies de Melgar, que sin marca anotó el gol. Los festejos y gritos de euforia fueron apagados por el juez de línea César Nistahuz, que había cobrado fuera de juego y que el árbitro Peter Guerrero se encargó de hacer respetar, anulando el tanto. La jugada hizo recuerdo a lo que pasó ante Bolívar cuando le cobraron un penal que no era.
De ahí en más el partido creció en emociones, pues a los 79’ Sandóval no se animó a definir en un mano a mano con Elduayén y prefirió hacer una jugada de más, que fue controlada por Barra. A los 83’ Manzano luchó y ganó una pelota dentro del área y desde el suelo sacó un remate que espectacularmente fue atajado por Galarza. En el último respiro del partido, a los 94’, Boyero cabeceó un centro de Bargas y Elduayen atajó.
Fuente: El Deber
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