viernes, 1 de febrero de 2013

Mal... Cada Vez Peor

Ni El Equipo Fue Antídoto

De mal en peor. Ni el equipo logró ser ayer el antídoto para la situación por la que atraviesa Blooming. En casa, ante un Wilstermann con temple, en medio de una tensión pocas veces vista en el equipo, la academia acabó perdiendo por 2-3 y acumuló su cuarta derrota al hilo. La crisis ya no es solo institucional, también deportiva.
“Váyanse todos, váyanse todos”, fue el canto casi al unísono que retumbó en las graderías tras el final y cuando el equipo ya estaba en vestuarios, cientos de hinchas se apegaron para recriminar al plantel. Dentro de ese momento crítico Hernán Boyero salió a pedir calma, más allá de lo golpeado que estaba por la segunda derrota en casa.
Hoy parece que los fantasmas tienen preso al plantel porque ni siquiera de penal pudo ponerse en ventaja luego de que Hugo Bargas (7’) desperdiciara esta opción tras mano de Machado dentro del área. En esa primera parte Blooming fue de menos a más, porque tras controlar los embates del rival, presionó y estuvo cerca de marcar.
Boyero en dos ocasiones tras pases de Ronald Segovia y Jorge Ortiz y luego el mismo Bargas que le pegó arriba con arco a disposición, desecharon chances claras de ponerse en ventaja. Esto permitió a Wilster reaccionar, utilizar a Romero como vía de escape por izquierda y al español García Verodia desde el centro hacia arriba.
Este último acabó siendo clave ya que fue él quien a los 40’ silenció el Tahuichi al definir de primera, tras controlar de pecho, en el área, un preciso pase de Andaveris. Golazo. Con el 1-0 se fueron al descanso. Blooming estaba obligado a reaccionar pero le faltaba un líder futbolístico, un armador, algo que no tuvo en Joselito Vaca.
Fue por eso que a los 59’ Néstor Clausen decidió sacarlo e incluir a Darwin Peña y el volante cambió la cara al equipo. De sus pies nació el empate marcado por Boyero (65’) tras un perfecto tiro de esquina y luego gracias a esa precisa zurda que tiene, habilitó a Segovia para que por derecha penetrara y marcara solo el 2-1 parcial (22’).
Parecía que el milagro era posible; la bronca de los hinchas de la tribuna contra un grupo de aficionados con agresión a Policías se había calmado, pero nadie imaginó lo que se venía.
Golpes letales
Primero porque ‘Copito’ Andrada decidió jugársela con Cristhian Castillo en ataque y segundo porque nadie paró a García Verodia, que fue el ‘as’ de espada del equipo visitante.
El español provocó el 2-2 tras habilitar a Castillo (72’) y el mismo jugador también dejó solo a Castillo para el 3-2 (83’). Los hinchas locales no lo podían creer, se agarraban la cabeza, mordían sus banderas. En los minutos finales todo fue desesperación cerca del arco de Suárez, pero no bastó para marcar. Blooming volvió a perder, pero esta vez le duele más, porque el antídoto a la crisis institucional, anoche no funcionó 
   El Ojo Crítico    

El duro
Maximiliano Andrada
 Volante ofensivo
El armador de Wilstermann entró fuerte con la rodilla arriba en una pelota dividida con Ronald Rivero, que se llevó la peor parte, ya que recibió el impacto en el pecho. El árbitro Ever Cuéllar le motró la roja directa.

Premio limón

Hugo Bargas
 Delantero
No fue la noche del delantero argentino. De entrada falló un penal, cuando el partido recién comenzaba y luego sus disparos eran controlados por el arquero Hugo Suárez o se estrellaban en el poste. Aún así el DT lo mantuvo.

Caído del cielo

Cristhian Castillo  / Delantero
Ingresó a los 70 minutos y dos más tarde, anotó el gol del empate (2-2) y a los 80’ convirtió el de la victoria. Su presencia en la cancha cambió el rumbo del partido ya que fue protagonista por el costado derecho.
El hincha ‘explota’; Clausen está firme
 La derrota fue la gota que derramó el vaso. Los hinchas celestes ‘explotaron’ de rabia e impontentes se estrellaron, primero, contra los jugadores, luego contra los dirigentes y al final, en la calle, contra la Policía, que intentaba alejarlos del camarín celeste, ya que estaban dispuestos a vulnerar la seguridad para ingresar al vestuario. La presencia de Hernán Boyero pidiendo calma sosegó un poco la ira.
Los seguidores de la academia con cánticos pidieron que se fueran todos los jugadores y luego, desde la curva, se dirigieron a la dirigencia, a la que culpa de la crisis.
Pero el malestar no es solo en el hincha, sino también en el interior del plantel, pues nadie se explica de la ausencia de Miguel Loaiza en el onceno ni en el banquillo de suplentes.
Anoche, Clausen no aguantó ver de pie las falencias de sus dirigidos y terminó el encuentro sentado en la casamata, rendido de impotencia.
El DT fue claro al señalar que no pasa por su cabeza renunciar y que venga otro entrenador. “Yo sé por lo que pasa el club y por ello me quedo”.
Fuente: El Deber

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