Ni El Equipo Fue Antídoto
De mal en peor. Ni el equipo logró ser ayer el antídoto para la
situación por la que atraviesa Blooming. En casa, ante un Wilstermann
con temple, en medio de una tensión pocas veces vista en el equipo, la
academia acabó perdiendo por 2-3 y acumuló su cuarta derrota al hilo. La
crisis ya no es solo institucional, también deportiva.
“Váyanse todos, váyanse todos”, fue el canto casi al unísono que
retumbó en las graderías tras el final y cuando el equipo ya estaba en
vestuarios, cientos de hinchas se apegaron para recriminar al plantel.
Dentro de ese momento crítico Hernán Boyero salió a pedir calma, más
allá de lo golpeado que estaba por la segunda derrota en casa.
Hoy parece que los fantasmas tienen preso al plantel porque ni
siquiera de penal pudo ponerse en ventaja luego de que Hugo Bargas (7’)
desperdiciara esta opción tras mano de Machado dentro del área. En esa
primera parte Blooming fue de menos a más, porque tras controlar los
embates del rival, presionó y estuvo cerca de marcar.
Boyero en dos ocasiones tras pases de Ronald Segovia y Jorge Ortiz y
luego el mismo Bargas que le pegó arriba con arco a disposición,
desecharon chances claras de ponerse en ventaja. Esto permitió a Wilster
reaccionar, utilizar a Romero como vía de escape por izquierda y al
español García Verodia desde el centro hacia arriba.
Este último acabó siendo clave ya que fue él quien a los 40’
silenció el Tahuichi al definir de primera, tras controlar de pecho, en
el área, un preciso pase de Andaveris. Golazo. Con el 1-0 se fueron al
descanso. Blooming estaba obligado a reaccionar pero le faltaba un líder
futbolístico, un armador, algo que no tuvo en Joselito Vaca.
Fue por eso que a los 59’ Néstor Clausen decidió sacarlo e incluir a
Darwin Peña y el volante cambió la cara al equipo. De sus pies nació el
empate marcado por Boyero (65’) tras un perfecto tiro de esquina y luego
gracias a esa precisa zurda que tiene, habilitó a Segovia para que por
derecha penetrara y marcara solo el 2-1 parcial (22’).
Parecía que el milagro era posible; la bronca de los hinchas de la
tribuna contra un grupo de aficionados con agresión a Policías se había
calmado, pero nadie imaginó lo que se venía.
Golpes letales
Primero porque ‘Copito’ Andrada decidió jugársela con Cristhian
Castillo en ataque y segundo porque nadie paró a García Verodia, que fue
el ‘as’ de espada del equipo visitante.
El español provocó el 2-2 tras habilitar a Castillo (72’) y el
mismo jugador también dejó solo a Castillo para el 3-2 (83’). Los
hinchas locales no lo podían creer, se agarraban la cabeza, mordían sus
banderas. En los minutos finales todo fue desesperación cerca del arco
de Suárez, pero no bastó para marcar. Blooming volvió a perder, pero
esta vez le duele más, porque el antídoto a la crisis institucional,
anoche no funcionó
El Ojo Crítico
El duro
Maximiliano Andrada
Volante ofensivo
El armador de Wilstermann entró fuerte con la rodilla arriba en una
pelota dividida con Ronald Rivero, que se llevó la peor parte, ya que
recibió el impacto en el pecho. El árbitro Ever Cuéllar le motró la roja
directa.
Premio limón
Hugo Bargas
Delantero
No fue la noche del delantero argentino. De entrada falló un penal,
cuando el partido recién comenzaba y luego sus disparos eran controlados
por el arquero Hugo Suárez o se estrellaban en el poste. Aún así el DT
lo mantuvo.
Caído del cielo
Cristhian Castillo / Delantero
Ingresó a los 70 minutos y dos más tarde, anotó el gol del
empate (2-2) y a los 80’ convirtió el de la victoria. Su presencia en la
cancha cambió el rumbo del partido ya que fue protagonista por el
costado derecho.
El hincha ‘explota’; Clausen está firme
La derrota fue la gota que derramó el vaso. Los hinchas
celestes ‘explotaron’ de rabia e impontentes se estrellaron, primero,
contra los jugadores, luego contra los dirigentes y al final, en la
calle, contra la Policía, que intentaba alejarlos del camarín celeste,
ya que estaban dispuestos a vulnerar la seguridad para ingresar al
vestuario. La presencia de Hernán Boyero pidiendo calma sosegó un poco
la ira.
Los seguidores de la academia con cánticos pidieron que se fueran todos
los jugadores y luego, desde la curva, se dirigieron a la dirigencia, a
la que culpa de la crisis.
Pero el malestar no es solo en el hincha, sino también en el interior
del plantel, pues nadie se explica de la ausencia de Miguel Loaiza en el
onceno ni en el banquillo de suplentes.
Anoche, Clausen no aguantó ver de pie las falencias de sus dirigidos y
terminó el encuentro sentado en la casamata, rendido de impotencia.
El DT fue claro al señalar que no pasa por su cabeza renunciar y que
venga otro entrenador. “Yo sé por lo que pasa el club y por ello me
quedo”.
Fuente: El Deber