El Tigre sufre para ganar
The Strongest venció anoche
sufriendo a Blooming por 3-2, un partido que en la primera parte lo
ganaba cómodamente y jugando bien al fútbol, pero que en los minutos
finales, como ya le ocurrió varias veces en el pasado, se le puso cuesta
arriba.
El Tigre
permitió que el rival reaccionara y pasó más de un susto, no obstante
que desde el minuto 30 del complemento jugaba con un hombre menos por la
expulsión de Cristhian Coímbra, por doble amarilla.
El árbitro Orlando Quintana fue protagonista del partido, sus
desacertadas decisiones terminaron por exaltar a los jugadores y los
cuerpos técnicos de ambos clubes.
El local empezó perdiendo, pues en los primeros minutos el cotejo fue
parejo, con llegadas de los dos equipos sobre las porterías rivales.
Blooming fue todo ímpetu en el inicio y se adelantó en el marcador a
los nueve minutos, después de un centro de Jenrry Alaca que conectó de
cabeza Leonardo Vaca, el hombre más peligroso de la visita.
El empate del local se produjo casi de inmediato, después de un dudoso
penal que sancionó el juez por supuesta mano de Coímbra. El uruguayo
Matías Alonso, el héroe del Tigre la semana pasada en Sao Paulo, cambió
la falta por gol a los 14’.
El ida y vuelta le duró a la vista hasta el minuto 20, después fue
superado por The Strongest, que se hizo dueño del partido gracias a su
buen juego colectivo.
A
los 33’ Rodrigo Ramallo marcó el segundo y Alejandro Chumacero hizo el
tercero a los 36’. Ambas conquistas empezaron con dos formidables pases
de Raúl Castro.
El Tigre
pudo liquidar el pleito a los 43 minutos, pero el árbitro anuló
inexplicablemente un gol a Castro por fuera de juego, después de una
jugada preparada de tiro libre.
El segundo tiempo empezó con pierna fuerte, abundaron los roces y
Quintana no tuvo carácter para cortar las faltas. Por ese motivo, Wálter
Veizaga dejó lesionado el campo.
El representativo local se quedó, lo que le permitió reaccionar a
Blooming, que descontó a los 25 minutos gracias a un gol de penal de
Hugo Bargas. La falta, tras una clarísima mano de Federico Pereyra, no
fue cobrada por el juez, lo que originó la furia del cuerpo técnico y
jugadores visitantes, que lo presionaron para sancionar la falta y
originó una serie de incidentes fuera y dentro de la cancha.
En los minutos finales del encuentro, la visita se fue con todo y estuvo cerca de igualar el marcador.
Fuente: La Razón
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